La pirámide de Keops, medía el flujo solar, y demás datos exteriores
Cada una de las 5 pirámides del complejo de recogida de datos terrestres, tenía una pequeña particularidad física, realizada para captar las variaciones que querían medir. Ya hemos visto que la camara del caos medía variaciones magnéticas de la tierra, que la pirámide acodada medía los vientos terrestres, y ahora nos centramos en que la pirámide de Keops, se centraba en recoger datos de radiaciones solares, de ahí que su base no fuera exactamente cuadrada, sino que cada cara se hunde ligeramente hacia el interior. Este rasgo, según nuestra teoría está realizado para captar algún fenómino fisico determinado, que posíblemente tuviera que ver con la cantidad de rayos solares, u otro tipo de partículas que vinieran del espacio. Lo que está claro, es que ese numero de partículas variaba, y su variación modulaba una portadora, la cual transmitía al espacio, por lo que desde otro planeta podrían monitorizar ese dato fisico.
E n su obra clásica El enigma de la Gran Pirámide (1971) el egiptólogo francés André Pochan describió por primera vez el efecto lumínico que se observa en la Gran Pirámide en el momento exacto en el que se producen los equinoccios (21 de marzo y 21 septiembre). Fue el arqueólogo inglés Flinders Petrie quien descubrió que este monumento, erigido hacia el año 2550 a.C., no es una pirámide de cuatro lados al uso. En realidad, la Gran Pirámide tiene ocho caras, ya que cada uno de sus lados está dividido en dos por el centro (apotema), de tal manera que cada cara se hunde levemente (en un ángulo de 0 grados 27 minutos) hacia el interior de la construcción. Como su orientación a los puntos cardinales es extremadamente precisa, este detalle hace que durante los equinoccios se proyecte en la pirámide un juego de luces realmente singular. Al salir el Sol por el Este y al ponerse por el Oeste, las caras-dobles norte y sur de la Gran Pirámide permanecen con una mitad en sombra y otra iluminada. Esto ocurre justo en la salida y en la puesta del Sol. Pochan señaló también que en ese preciso instante una especie de relámpago luminoso rodea la pirámide. De ahí que desde entonces se denomine “efecto relámpago”, si bien es cierto que este detalle nunca ha podido ser constatado, por lo que se considera una exageración del egiptólogo francés.
LA MARCA ESTELAR
El pasado 21 de marzo tuve la oportunidad de disfrutar del equinoccio de primavera en la Meseta de Giza. Invitados por los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock, varios colegas llegamos a la meseta a las 4:00 am para efectuar una visita muy especial a la necrópolis.Debido al estado actual de la Gran Pirámide (en algunos lugares de su superficie faltan varios metros del recubrimiento original del monumento) es difícil percatarse del extraño fenómeno lumínico-astronómico. Tras visitar la Esfinge, ascendimos por la calzada de Kefrén para disfrutar de la salida del Sol poco después de las 6:00 am. Justo en ese momento la luz comenzó a discurrir por las caras norte y sur de la Gran Pirámide y dejó intuir ligeramente el efecto del equinoccio. Las explicaciones que se han propuesto para responder a este enigma arqueológico son variadas. Se argumenta que así se evitaba el derrumbamiento de la pirámide, que si se colocó una piedra guía más grande que las demás en el centro de cada cara, en la apotema, una vez retirada queda el hueco que hoy podemos ver; también se ha dicho que su propósito era que el núcleo del edificio se uniera al revestimiento exterior de una forma más sólida o incluso que es producto del azar debido al desgaste de las piedras que se lanzaban desde el vértice de la construcción en la época de los saqueos, cuando el monumento era utilizado como cantera improvisada. Pero fue André Pochan el único que propuso una explicación coherente al enigma. Para el francés, la concavidad de las caras de la Gran Pirámide es un anuncio de los equinoccios.
LA FOTOGRAFÍA PERFECTA
El efecto de la Gran Pirámide ha sido fotografiado en varias ocasiones. La primera imagen conocida se obtuvo el 21 de marzo de 1934 a las 18:00 horas. Fue realizada por un avión de la Royal Air Force (RAF) británica. En ella se puede ver cómo la mitad occidental de la cara sur de la Gran Pirámide permanece oscurecida durante el atardecer de ese día. Además, en esta imagen es perfectamente visible la separación en dos mitades iguales de la cara del monumento, disociadas por su apotema.
E n su obra clásica El enigma de la Gran Pirámide (1971) el egiptólogo francés André Pochan describió por primera vez el efecto lumínico que se observa en la Gran Pirámide en el momento exacto en el que se producen los equinoccios (21 de marzo y 21 septiembre). Fue el arqueólogo inglés Flinders Petrie quien descubrió que este monumento, erigido hacia el año 2550 a.C., no es una pirámide de cuatro lados al uso. En realidad, la Gran Pirámide tiene ocho caras, ya que cada uno de sus lados está dividido en dos por el centro (apotema), de tal manera que cada cara se hunde levemente (en un ángulo de 0 grados 27 minutos) hacia el interior de la construcción. Como su orientación a los puntos cardinales es extremadamente precisa, este detalle hace que durante los equinoccios se proyecte en la pirámide un juego de luces realmente singular. Al salir el Sol por el Este y al ponerse por el Oeste, las caras-dobles norte y sur de la Gran Pirámide permanecen con una mitad en sombra y otra iluminada. Esto ocurre justo en la salida y en la puesta del Sol. Pochan señaló también que en ese preciso instante una especie de relámpago luminoso rodea la pirámide. De ahí que desde entonces se denomine “efecto relámpago”, si bien es cierto que este detalle nunca ha podido ser constatado, por lo que se considera una exageración del egiptólogo francés.
LA MARCA ESTELAR
El pasado 21 de marzo tuve la oportunidad de disfrutar del equinoccio de primavera en la Meseta de Giza. Invitados por los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock, varios colegas llegamos a la meseta a las 4:00 am para efectuar una visita muy especial a la necrópolis.Debido al estado actual de la Gran Pirámide (en algunos lugares de su superficie faltan varios metros del recubrimiento original del monumento) es difícil percatarse del extraño fenómeno lumínico-astronómico. Tras visitar la Esfinge, ascendimos por la calzada de Kefrén para disfrutar de la salida del Sol poco después de las 6:00 am. Justo en ese momento la luz comenzó a discurrir por las caras norte y sur de la Gran Pirámide y dejó intuir ligeramente el efecto del equinoccio. Las explicaciones que se han propuesto para responder a este enigma arqueológico son variadas. Se argumenta que así se evitaba el derrumbamiento de la pirámide, que si se colocó una piedra guía más grande que las demás en el centro de cada cara, en la apotema, una vez retirada queda el hueco que hoy podemos ver; también se ha dicho que su propósito era que el núcleo del edificio se uniera al revestimiento exterior de una forma más sólida o incluso que es producto del azar debido al desgaste de las piedras que se lanzaban desde el vértice de la construcción en la época de los saqueos, cuando el monumento era utilizado como cantera improvisada. Pero fue André Pochan el único que propuso una explicación coherente al enigma. Para el francés, la concavidad de las caras de la Gran Pirámide es un anuncio de los equinoccios.
LA FOTOGRAFÍA PERFECTA
El efecto de la Gran Pirámide ha sido fotografiado en varias ocasiones. La primera imagen conocida se obtuvo el 21 de marzo de 1934 a las 18:00 horas. Fue realizada por un avión de la Royal Air Force (RAF) británica. En ella se puede ver cómo la mitad occidental de la cara sur de la Gran Pirámide permanece oscurecida durante el atardecer de ese día. Además, en esta imagen es perfectamente visible la separación en dos mitades iguales de la cara del monumento, disociadas por su apotema.
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